domingo, 9 de mayo de 2010

PERCEPCIÓN DE MI EJERCICIO DOCENTE

Soy Psicóloga de formación. Ingresé a la carrera con la visión de dar terapia.
Me gustó mucho mi carrera, el programa de estudios tenía una orientación ecléctica, por lo que nuestros maestros nos empaparon de todas las áreas de la Psicología, desde la clínica, social, industrial, laboral, educativa, educación especia, etc.

Por tanto podíamos elegir entre las preferidas a cuál dedicarnos, a mi siempre me llamó la atención el área clínica. Sin embargo más o menos por el quinto semestre uno de mis amigos entró a trabajar a una preparatoria como profesor y orientador y me invitó a su escuela ya que estaba el puesto vacante como orientadora, me negué, porque para nada se apegaba a mis intereses.

Luego otra de mis amigas me recomendó en la empresa donde ella había realizado sus prácticas profesionales (para que yo hiciera las mías), entré a ésta y me desarrollé en el área de Reclutamiento y Selección de Personal. Debo confesar que ha sido de las experiencias más gratas que he vivido, aprendí mucho, conocí gente valiosísima y me dí cuenta que el área industrial me agradaba, por tanto al salir de la carrera inmediatamente entré a trabajar como reclutadora en la empresa Met Life y poco después en Seguros Monterrey New York Life (ya que la primer promotoría se fusionó con la segunda).

Al principio fue muy enriquecedor incluso divertido, tuve una jefa con la que empaticé y nos tomamos mucho cariño, prácticamente yo manejaba mis tiempos y mi trabajo, ella solo supervisaba que todo fuera en orden. Pero después las cosas comenzaron a tornarse monótonas, desgastantes, la promotoría empezó a decaer por problemas económicos y personales de los jefes, así que era desmotivante asistir, aunado a que el ambiente con los socios de la promotoría me parecía superficial, deshumanizado, materialista y guiado solo por intereses económicos, así que terminé por salirme de ahí.

Me dediqué al área clínica y me sentía muy contenta, sin embargo esta área es algo inestable, dado que se puede contar con muchos pacientes y de pronto baja este número por situaciones económicas o miedo a seguir con una auto-confrontación.

Por esta época visité a unos familiares de mi familia paterna, les comenté mi situación y mi tío me preguntó que si quería trabajar en una universidad de Tepotzotlán, me dijo que su amigo era el dueño y que era muy posible que me dieran el trabajo. No me agradó mucho el dar clases pero acepté pensando que si alternaba el área clínica y la educativa ya iba a tener un sueldo estable. Acepté y entré dando clases a chicas que cursaban la carrera de Pedagogía.

Tiempo después, en la secundaria donde se encontraba mi hermana, solicitaban una orientadora, la psicóloga fue a buscarla porque recordó que yo también lo soy y le pidió que fuera a una entrevista. La oferta era buena, trabajar cerca de mi domicilio y desempeñarme en algo muy parecido al área clínica, el único inconveniente era que les temía a los adolescentes.

Acepté, y debo decir que fui muy feliz en esa escuela, estaba encargada de los tres niveles así que conocía muy bien a los estudiantes, a quienes por cierto aún recuerdo con un inmenso cariño. Sin embargo comenzaron algunos problemas administrativos en el colegio, por lo que yo me previne y llevé mi curriculum a Preparatoria Oficial 72 que una buena amiga me recomendó; me dijeron que no había vacantes, pero no me preocupó, finalmente yo tenía mi trabajo y solo estaba actuando por prevención a no quedarme sin él. La sorpresa fue que al mes y medio que llevé mi curriculum me llamaron de esta Preparatoria ofreciéndome más dinero que donde me encontraba, prestaciones y una estabilidad que evidentemente en la secundaria no tenía. Platiqué con el administrador de la secundaria negociando que me permitiera trabajar en ambas partes porque yo no quería dejar a mis alumnos, sin embargo se negó y me pidió elegir entre una o la otra y debía ser en el momento para no desproteger a los muchachos en el siguiente ciclo y además porque debía responder la petición de la Directora de la Preparatoria. Decidí dejar la secundaria y confesaré que con mucho dolor, porque estaba encariñadísima con los niños pero finalmente tomé una decisión, la cual, a la fecha. me pareció que fue la mejor.

Llegué muy temerosa porque me enfrentaba a una población de jóvenes muy distinta a la que yo estaba acostumbrada. Al principio me porté muy exigente, fría en mi trato y saturándolos de información teórica. Analizando mi proceder, me dí cuenta que era miedo, así que poco a poco dejé de ver a los preparatorianos como amenaza y sí como personitas pensantes, emocionales y dignos de que tirara las barreras que me impedían tener un trato afable con ellos.

Mi desempeño con la primer generación la recuerdo con mucha dificultad, aún no definía mi estilo de dar clases, pero la segunda, cuando me encontraba más identificada con el sistema y con el apoyo de compañeras que me sugerían libros y actividades, ya me dirigí con seguridad y confianza en ellos.

Alterné las clases con la terapia y me resultaba gratificante, aunque mi tiempo ya estaba más saturado porque todo el tiempo tenía que preparar clases, programas y proyectos que la escuela exigía además de darle seguimiento al tratamiento de mis pacientes.

Dos años y medio después la misma amiga que me recomendó la Preparatoria 72 me llamó para trabajar dando clases por las tardes en la Preparatoria 99, donde ella se encuentra, acepté pero me dí cuenta que el tiempo para mi esparcimiento, convivencia con familia y amigos se reducía. Dejé de practicar deporte y de salir a divertirme porque todo el tiempo estaba cansada, ocupada preparando clases y en la clínica.

Decidí canalizar mis pacientes a otros psicólogos de mi confianza y retirarme un tiempo del área clínica ( lo hice tres meses atrás aproximadamente) porque necesitaba tiempo para mí y para enriquecer mi labor docente, así que me inscribí a la Maestría en Educación, asisto los sábados y me gusta mucho. Poco después de haberme inscrito me informaron en la Preparatoria 72 que debía tomar esta Especialidad en línea. Me preocupé mucho, temí volverme a saturar en tiempos, pero aún así consideré importante y necesario tomarla, así que creo que con la maestría y esta especialidad podré tomar muchas herramientas y desarrollar habilidades que me permitan hacer los finalmente es lo mío adecuadamente.

Satisfactores: me ha llenado de alegría que los jóvenes me han dicho que estudiarán la carrera acorde a las materias que les he impartido y que han abierto nuevas perspectivas de la vida a partir de las reflexiones de clase.

Han realizado trabajos de investigación que me han dedicado y regalado porque le ha gustado mi dirección en su elaboración, han hecho obras teatrales y exposiciones plasmando lo aprendido durante el curso…en fin las satisfacciones invaluables que he tenido han sido emocionales y a propósito de los logros de los estudiantes.

Por otro lado las autoridades de la escuela en el turno vespertino son estimulantes, gratifican el esfuerzo y son amables en su trato, propician un ambiente de trabajo muy agradable.

Insatisfacciones: no sé si sea correcto abrirme se esta forma, sin embargo confiaré en los lectores de este documento. Las insatisfacciones que he tenido han sido en torno a la interrupción de proyectos por parte de las algunas autoridades, que quizá a su modo de ver no han sido adecuadas y por tanto las han cuartado. Además, es desmotivante la saturación de tiempo con tantas actividades que consignan y luego recibir fuertes y duras críticas durante su realización y al término de ellas.

No contar con recursos y materiales para emprender actividades como las planeo es frustrante también.

No contar con el apoyo de los padres de familia acompañando a los jóvenes, los deja a la deriva. Esto es un gran obstáculo. Pese al trabajo de las autoridades, orientadores y nosotros los docentes, los estudiantes se encuentran desubicados con respecto a sí mismos, sus intereses y su proyecto de vida. En este sentido el trabajo en el aula no funciona si los jóvenes se encuentran dispersos, desmotivados y deprimidos por el abandono y negligencia de sus familias.

Conclusión: En fin, para mí ser docente implica una gran responsabilidad, gusto por intercambiar conocimiento y aprender cada día. Trabajar con seres humanos es gratificante y vislumbrar su transformación y desarrollo me parece extraordinario. La obstaculización de mi tarea tiene que ver con aspectos técnicos, administrativos y falta de apoyo de familiares hacia los estudiantes.

2 comentarios:

  1. Berenice:

    Me llama mucho la atención tu formación en psicología, así como la actividad que desarrollaste en el área de terapia, pienso que tienes una gran vocación de servicio para el desarrollo de otras personas principalmente las que requieren ayuda en el desarrollo de su personalidad y que son los jóvenes.

    Te felicito maestra

    Carlos E. Pech y Pech

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  2. Hola maestra, tienes un correo donde se pueda escribirte ? gracias

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